Danza para favorecer actitudes de convivencia armónica en escenarios educativos

En el marco del Segundo Encuentro Multidisciplinario de Arte, realizado en el plantel Centro Histórico de la UACM, se presentó María Belinda Ramírez para impartir la conferencia Danza para favorecer actitudes de convivencia armónica en escenarios educativos, en la que planteó la necesidad de señalar que la violencia está cada vez más presente en las escuelas; el bulling –o acoso escolar– y otros tipos de violencia, cuyas consecuencias a corto, mediano y largo plazo han hecho que este fenómeno adquiera especial atención a nivel nacional.

De acuerdo a los datos de la OCDE, dijo, México ocupa el primer lugar en casos de acoso escolar. Siete de cada diez estudiantes en educación básica han sido víctimas de violencia. Las formas de violencia o maltrato entre iguales aumentan en las edades de 11 a 15 años y comprende la estadía de estudiantes de nivel secundaria; uno de cada tres estudiantes de bachillerato ejerce acoso escolar, precisó la ponente.

En las universidades las formas de violencia son más sutiles: la falta de respeto, discriminación, menosprecio y algunos prejuicios. Este tipo de violencia escolar se define por el maltrato, la intimidación y la exclusión social que afecta tanto a niños como a adolescentes. También existe el ciberbulling, que es un derivado de este tipo de violencia. Es el maltrato que se da entre alumnos dentro de un mismo grupo de edades, puede ser verbal física y psicológica, y tiene la característica de ser sistematizada.

A raíz de la Segunda Guerra Mundial, así como la creación de la Organización de las Naciones Unidas, con tratados como el de Derechos Humanos que firman los países, se busca que haya una apertura hacia una cultura de paz. En este panorama se menciona el concepto de educación para la paz, es decir, a través del trabajo en valores, aptitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida. “Se busca respetar los derechos fundamentales para el desarrollo de una vida plena y pacífica”, aseveró Ramírez Sánchez.

“Que en la educación, la cultura, la ciencia, así como en el arte, se abran espacios para la difusión de este tipo de perspectivas. Con fundamento en el concepto de paz, tratar de tener una vida plena, en la que el respeto a los demás y a los derechos humanos pueda llevarse a cabo; donde los conflictos sean una oportunidad de crecimiento y se puedan resolver a través del diálogo, sin recurrir a la violencia, a partir de un proceso educativo promover intervenciones con la participación de los estudiantes”, dijo.

En ese contexto, mi propuesta –sentenció Ramírez Sánchez– se enmarca desde un concepto de paz. Es decir, que los estudiantes tienen que aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir. Este tipo de propuestas pueden abrir espacios para que los alumnos puedan desarrollarse en las escuelas, a través del desarrollo de la danza para favorecer actitudes de convivencia armónica en escenarios educativos.

A pesar de que no podemos cambiar los contextos en que los estudiantes viven –o vivimos comúnmente en nuestros hogares, en la familia, en la calle, en los medios de comunicación– en la escuela sí puede generarse un modelo alternativo de cómo convivir de manera pacífica a través de la danza contemporánea, como medio para promover actitudes de convivencia y prevención de la violencia desde un enfoque de educación para la paz.

“La danza ha estado desde el principio de la historia con el ser humano. Mujeres y hombres de todas las edades lo han llevado a cabo. “Es motora, porque implica poner en movimiento diferentes partes del cuerpo a través de técnicas específicas; polimórfica, porque la encontramos en diferentes usos, recreativo, artístico, educativo y terapéutico; polivalente, porque existen diferentes áreas en las que se puede desarrollar; y es compleja, porque la danza implica poner en marcha mecanismos biológicos, psicológicos, históricos, estéticos, incluso políticos. La danza es un acto comunicativo, es un diálogo entre cuerpos”, abundó.

La ponente concluyó que esta estrategia se ha desarrollado con buenos resultados en España y Colombia; en Chihuahua (México), se desarrolló un programa de convivencia escolar. El grupo CONARTE lleva a cabo talleres para difundir a través del arte y la cultura una conciencia de paz y convivencia.