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Foro Palestina: El muro de apartheid y vergüenza

Foro Palestina: El muro de apartheid y vergüenza, Aula Magna del plantel Del Valle, 4 de marzo del 2019.


Al participar en el Foro Palestina: El muro de apartheid y vergüenza, el Excelentísimo señor Mohamed Saadat, Embajador de la Delegación Especial de Palestina en México, urgió a la solidaridad internacional para que se eviten más expansiones ilegales por parte de Israel en territorio palestino, con los consecuentes desplazamientos forzados, así como muerte y tortura que han padecido sus compatriotas por parte de los israelíes, apoyados por Estados Unidos, pese a los acuerdos de paz con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).


En la Mesa 1: Palestina hoy, Saadat narró que el pueblo palestino siempre ha existido: “teníamos identidad, pasaporte, aeropuertos, teatros, tranvías”, hasta que en 1948 se creó el estado israelí –proceso iniciado en 1917– apoyado por Inglaterra, y comenzó la campaña de migración hacia Palestina “donde cometieron masacres y desplazaron a más de 850 mil palestinos a los países de alrededor y siguieron el proceso de expansión hasta llegar a 1967, cuando ocuparon el resto de Palestina, Gaza y Jordania”.


Precisó que a lo largo de este conflicto –desde 1948– Israel inició la creación de asentamientos y prepararon a bandas sionistas para atacar al pueblo palestino y seguir con la expansión. “Ahora, pretenden trasladar a más de dos millones de israelíes a territorio palestino en Cisjordania donde tienen puntos de asentamientos, bases militares y dividen a Cisjordania. Se apropian de nuestra tierra y complican cualquier solución para establecer el estado de Palestina”.

Indicó que desde el Derecho Internacional todo lo anterior es ilegal, pues Israel, apoyado por Estados Unidos, aplica una política de expansión a pesar de las pláticas de paz, sin respetar las resoluciones de la ONU, ya que los pueblos tienen derecho de defenderse contra la ocupación de su territorio.


Israel, abundó, trata de crear conceptos para legalizar y darle legitimidad a la ocupación del territorio palestino, pues argumenta que “la lucha contra la ocupación es un terrorismo, concepto que es peligroso, porque cada pueblo ocupado tiene derecho a luchar por su autodeterminación. Tratan de darle legitimidad a la fuerza, son algunas de las conclusiones que debemos tener en cuenta para entender lo que está pasando y los pasos para actuar ante estas políticas”.


El embajador fustigó el doble discurso de Estados Unidos sobre derechos humanos, pues esa es su excusa para realizar intervenciones en otros países y apoya a Israel en este caso, y ejemplificó con el traslado de la embajada estadunidense de Israel a Jerusalén. “Ante todo esto, luchamos contra la ocupación, por la justicia y merece la solidaridad internacional”, finalizó.


En la Mesa 2: El muro de apartheid y vergüenza, Maren Mantovani, activista y representante de Stop de Wall, refirió que desde 2002 comenzó la invasión a Cisjordania y el nuevo apartheid y el proyecto del muro en esa zona fue con la intención de “limpieza étnica de las comunidades beduinas y palestinas”.


La activista mostró imágenes del muro, las protestas del otro lado y la inacción de la ONU. “Israel demolió mil 700 hogares entre 2000 y 2017 desplazando a casi 10 mil palestinos. Desde 1967, que Israel ocupa Jerusalén, demolieron más de 50 mil hogares. Construyen colonias ilegales donde echaron a los palestinos. En Cisjordania –de 1992 a 2017– hay 413 mil colonos ilegales. El muro no sólo está en Cisjordania o Gaza, donde hay desplazados en ghettos, como en Sudáfrica”.


Mantovani señaló que se quiere dejar a los palestinos sin libertad “y la derecha israelí es peligrosa por su fanatismo. El muro es vejación, segregación y control de la población. Es un sistema colonial capitalista exitoso de Israel. No gasta en tierras, gastan en la construcción del muro y hacen dinero con la construcción del muro y con la tecnología. Hace esta maniobra y preocupa, pues hoy tenemos 70 muros en el mundo y se toma este modelo israelí”, concluyó.


En tanto, el doctor Gilberto Conde, de El Colegio de México –especialista en Medio Oriente– presentó las semejanzas de los muros de Israel sobre Palestina y el de Trump (Donald) frente a México, para lo cual mostró imágenes del punto fronterizo de nuestro país con Estados Unidos.


Señaló que los muros se pueden clasificar por su función, como los que están hechos para dividir dos partes de un mismo pueblo, como el de Chipre o el de las dos Coreas; otros muros tratan de separar a dos pueblos que aparentemente en conflicto como el de Israel y Palestina, Cachemira, o el de Irlanda del Norte; los muros que construyen los países ricos para mantener el exceso de pobres –que ellos mismos producen fuera de sus fronteras– y evitar que lleguen a sus países, como el de Estados Unidos con México, o el de Ceuta y Melilla.


Conde dijo que la mayor de las veces, los muros son construidos por la parte más poderosa para perpetuar la opresión. Para el caso palestino, continuó, el muro es altamente sofisticado, pues se cuenta con tecnología de cámaras de seguridad, zona de arena para detectar huellas, mientras que el muro de Estados Unidos con Tijuana es de concreto con un sistema de seguridad que lo hace similar al de Palestina.


“En ambos casos, el objetivo aparente del muro es evitar que el colonizado o neocolonizado pueda transitar libremente de un estado al otro o de un territorio a otro; es para filtrar el flujo, ellos deciden quién pasa y quién no pasa. En el caso mexicano, si tienes dinero para ir y gastar, comprar productos estadunidenses, puedes pasar. En el caso de Israel y Palestina van a evitar que pases. Los muros no sólo tienen estos objetivos, también son dispositivos físicos pues son un símbolo poderoso para gobernar la mentalidad de la población colonizadora y la colonizada”.


A su vez, Aracely Cortés-Galán, activista del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Palestina, se pronunció por la solidaridad internacional a través de una campaña de boicot de inversiones y sanciones a los países que aplican esa política. Criticó a la empresa mexicana Cemex, que tiene tres plantas en Israel y con ello hace comercio ilegal, pues vende la materia prima para que se construya el muro que “en 2004 fue declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia, y que la ONU ha dicho que los asentamientos que se construyen con esa materia prima son ilegales, hablamos de un comercio inmoral, ilegal, violatorio de los derechos humanos”.


Añadió que, como movimiento de solidaridad con Palestina, tienen líneas de trabajo y una de ellas es exigirle al gobierno mexicano aplicar las leyes internaciones y de comercio justo y legal en nuestro país; revisar el caso Cemex y esos contratos; las compras de tecnología a Israel, pues recientemente se supo sobre el sistema de espionaje Pegasus que se utilizó en distintas partes del mundo, incluido México.


Finalmente, señaló que 139 naciones reconocen a Palestina como estado independiente, libre, soberano, pero México no. “El reconocimiento tiene que ir aunado a estos tratados comerciales que México tiene, de dejar de comprar esta tecnología militar. La ONU ha clasificado como genocidio y México debe replantear las relaciones diplomáticas que tiene con un país que está acusado de eso”.


En tanto, Hassan Dalband, académico de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Urbana, y uno de los organizadores de esta actividad, se pronunció por concientizar a estudiantes y a todo público sobre Palestina, ya que Israel ha robado sus tierras, encarcelado a su población y ha torturado, secuestrando y asesinado a palestinos, incluidos científicos en otros países.


En su intervención, mencionó las violaciones a los derechos humanos del pueblo palestino por parte de Israel –documentadas por Amnistía Internacional (AI)– que en su informe de 2017 reportó: libertad de circulación, bloqueo de Gaza, restricciones en Cisjordania, detención y reclusión arbitrarias, tortura y malos tratos, homicidios ilegítimos, uso excesivo de la fuerza, libertad de expresión, de reunión y asociación, derecho a la vivienda no existen, así como desalojos forzosos, demoliciones, impunidad, violencia contra mujeres y niñas, violación de la nacionalidad, refugiados y asilados, concluyó.

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