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La Meche, Un Acercamiento a las Realidades de las Mujeres Trabajadoras Sexuales

  • comunicacionuacm
  • 19 mar 2019
  • 4 Min. de lectura

Plantel Centro Histórico. Muestra organizada por la Coordinación de Difusión Cultural y Extensión Universitaria y la Organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer "Elisa Martínez", A. C.

La Coordinación de Difusión Cultural y Extensión Universitaria de la UACM y la organización Brigada Callejera –que tiene presencia en 27 estados de la república mexicana– que realiza trabajo en las calles a través de grupos, presentaron precisamente en voz de las trabajadoras sexuales, sus realidades, así como la presentación del Informe México, en la materia, cuya investigación fue coordinada por el Secretariado Internacional de la Alianza Global Contra la Trata de Mujeres, (The Global Alliance Against Traffic in Women, (GAATW), participaron Nueva Zelanda, Tailandia, Canadá, Sudáfrica, España y México.


Las integrantes de esta organización, mujeres trabajadoras sexuales, activistas sociales, defensoras de derechos humanos –particularmente sexuales y reproductivos de mujeres de diferentes edades de Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Chiapas, Veracruz y Guanajuato y de migrantes de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Colombia– plantearon su posicionamiento sobre el trabajo sexual, “somos trabajadoras sexuales, sobrevivientes de trata, mujeres y hombres solidarios, que un día nos encontramos con una realidad que nos abrumó por la miseria humana, generada desde el poder y la riqueza concentrada en muy pocas manos”.


Entre las y los integrantes de Brigada Callejera, participaron la maestra Elvira Madrid Romero, fundadora y una de los pilares importantes de esta organización; Arlen Palestina Pandal, abogada y representante; y Jaime Montejo. Madrid Romero recordó que, dicha organización, surgió hace 30 años por estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Recordó al maestro Francisco Gómez, quien en su libro sobre la sociología de la prostitución, señaló lo que actualmente sigue pasando: la explotación de la trabajadora sexual por una red: dueños de hoteles, de bares y cantinas y taxistas. Incluso las mismas autoridades se beneficiaban del trabajo de las trabajadoras sexuales.


Madrid Romero señaló que La Merced es la zona más grande de Latinoamérica donde se ejerce el trabajo sexual. Hay alrededor de tres mil quinientas personas ejerciendo el trabajo, sin embargo, las autoridades delegacionales sólo dicen que hay 200. A las trabajadoras sexuales se les exigía un carnet de control sanitario. Quienes no contaban con este carnet pagaban multas y, si alguien salía con VIH, las autoridades les daban una credencial con su fotografía y la leyenda –si estaban infectadas o no– que ampliaban y las pegaban en los hoteles, hecho –subrayó Madrid Romero– que flagrantemente violaban los derechos humanos de las trabajadoras. A través de la Brigada Callejera, agregó, a muchos de los padrotes los metimos y los seguimos metiendo a los reclusorios.


El 75% de las trabajadoras ejerce el trabajo sexual para cubrir sus necesidades. El 25% son obligadas a ejercerlo; a muchas las engañan diciéndoles que se van a casar con ellas, a otras las roban de sus comunidades. Muchas de ellas no tienen registro o fotografía. Al denunciar, las familias no pueden comprobar la existencia de sus familiares, “son no nacidas,” hecho que se agrava por la colusión de las autoridades con tratantes de personas.


En 2012, las autoridades hicieron un operativo muy fuerte en la zona de La Merced, donde nos amparamos y ganamos el reconocimiento como trabajadoras sexuales no asalariadas; fue un gran triunfo, porque gracias a eso hemos seguido denunciando lo que ocurre. Las autoridades a veces no quieren que se reconozca el trabajo sexual porque se les va mucho dinero por las extorsiones a los clientes, a las trabajadoras que no están organizadas y no saben que no tienen que pagar impuestos, a los hoteleros porque les dicen que les fincarán responsabilidades por trata de personas.


Mientras vivamos en un país donde impere la impunidad esto va a seguir pasando. Cuando las compañeras denunciaban, se las llevaban tres meses a un refugio en contra de su voluntad, no le avisaban a sus familias y cuando salían volvían a la misma esquina porque no les daban alternativas reales; ahora, Brigada Callejera ya no deja solas a las compañeras, finalizó Madrid Romero.


En el marco de las actividades de este importante encuentro –entre las trabajadoras sexuales y la comunidad uacemita– se llevó a cabo la premiación de la exposición Miss Meche, Arte-Objeto, donde las trabajadoras plasmaron parte de su vida y las acciones que han venido realizando, entre las siete obras que integran la exposición, Aoki, obtuvo el primer lugar con su obra Atrapa sueños, enmarcada en una visión cultural y artística y por la temática de una visión política. Mérida Ortiz también obtuvo el primer lugar, con su trabajo sobre pornografía infantil y trata de personas; María del Rocío fue acreedora a un premio.


Aoki explicó que su obra consiste en una estrella de siete picos. Estrella, dijo, que no está terminada porque desgraciadamente mi vida como trabajadora todavía no ha terminado. Representa la violación de la que fue objeto cuando era una niña, por parte de uno de sus tíos paternos. Con su primera pareja tuvo a sus hijos. Con profunda emoción, dijo que Brigada Callejera ha sido más que su familia y le ha ayudado a sacar adelante a sus hijos.


Mérida Ortiz representa en su obra la violación que sufrió a sus 16 años. Dijo que, por ser una trabajadora sexual, su vida ha sido de persecución, discriminación, señalamientos, explotación, abusos y maltrato; nadie sabe lo que hay detrás de nosotras en las esquinas, la política se ha encargado de señalarnos que todas somos tratas de “blancas” y que somos forzadas a ejercer el trabajo, pero no siempre es así, la mayoría lo hacemos por necesidad.


En mi obra, dijo Ortiz, represento los operativos donde nos acosan sexualmente, así como la muerte de muchas de mis compañeras a quienes ahorcaban o quemaron vivas. Nos obligaban a hacernos la prueba del VIH –que no servía para nada, solo para extorsionarnos y discriminarnos. Nos encerraban hasta quince días en el famoso Torito, los de la camioneta obligaban a las chicas a tener sexo y, si se atrevían a denunciarlos, las amenazaban, les decían que por ser putas sus declaraciones no servían; los medios de comunicación distorsionan nuestras realidades, denunció.


Finalmente, Arlen Palestina Pandal señaló la importancia de que los universitarios escuchen de viva voz lo que pasa fuera de sus aulas y la necesidad de que participen en la generación de un proceso político-social-académico, que les permita vincular su carrera con la realidad, ya que vivimos en un modelo neoliberal que tiene que modificarse, para hacer un cambio que genere mejores condiciones de vida.

 
 
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